Hace algunos años, nuestros conocimientos acerca de
la música mexicana se reducían a la música folklórica; pero de tres o
cuatro a la fecha, el público (estadounidense) se ha dado cuenta de
que hay en México un nuevo movimiento musical equiparable, en
importancia, al movimiento pictórico. Este nuevo movimiento se debe
principalmente a los esfuerzos de dos compositores: Carlos Chávez y
Silvestre Revueltas; ambos son amigos de los pintores Rivera y Orozco y
ambos también comprenden que para poder crear ese movimiento
musical puramente indígena, deben contar con un fondo folklórico,
tal como los pintores lo han hecho sirviéndose para su reforma de los
paisajes mexicanos. En tal sentido, esto es más fácil para los
mexicanos que para los artistas de nuestro país, porque México posee un
arte popular bien definido, derivado de su propia civilización
indígena, el cual provee al artista con abundante
material.
El nombre de Chávez es ampliamente conocido entre la
mayoría de los amantes de la música, gracias a su actuación
como director de la Orquesta Sinfónica de Nueva York; Revueltas merece
igualmente ser bien conocido, ya que ha producido música que lo hace
figurar destacadamente en el esquema general del movimiento musical
moderno. En ciertos aspectos, Revueltas es, indiscutiblemente .en
el de música., más artista mexicano que Chávez; aquél compone su
música utilizando los motivos que caracterizan a la música
popular indígena de tal modo, que sus melodías casi no se distinguen de
las genuinamente populares.
Revueltas es el tipo del compositor
inspirado, en el mismo sentido en que lo fue Schubert; es decir,
que su música es sumamente espontánea y fuertemente expresiva de sus
emociones interiores: nada hay en ella que sea premeditado, nada
que no sea dinámico. Cuando está bajo la influencia de
la inspiración creadora, pasa días enteros sin tomar alimentos ni descanso,
consagrado a su labor, hasta que la composición está
concluida.