Foro Virtual Silvestre Revueltas
   
 
 
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Apuntes para una semblanza de Silvestre Revueltas

José Revueltas


Dejad las puertas abiertas
esta noche, por si él
quiere, esta noche, venir,
que está muerto.
Abierta
toda la casa, lo mismo
que si estuviera de cuerpo
presente en la noche azul,
con nosotros como sangre,
con las estrellas por flores
.

Juan Ramón Jiménez

Hace algún tiempo, cuando Silvestre aún no había muerto,
escribí un artículo que comenzaba con las siguientes
palabras, que pudieran parecer quizá demasiado
intencionadamente efectistas:



 

"Ayer conocí a Silvestre Revueltas..."

Sin embargo, el primero que juzgó natural y lógico que
apenas hasta el día anterior yo lo hubiera conocido -no
obstante ser hermanos, no obstante tratarnos diariamente-,
fue el propio Silvestre. Eso estaba bien, así ocurre, no
había por qué alarmarse, pues no es fácil conocer a nadie,
saber quién es verdaderamente y cómo es, ni aun en virtud de
ese milagro incidental de estar unido a él a través de la
misma sangre.

Silvestre era mi hermano. ¿Pero quién era? Yo podía dar
muchas respuestas a esta pregunta, probablemente más
respuestas que cualquier otro, puesto que lo amaba, lo
admiraba desde mis primeros años, desde que tuve uso de
razón. Pero desde luego no se trataba del amor o de la
admiración, ni de que yo supiera si Silvestre era esto o
aquello, músico o santo, sacerdote o bandido, profeta o
criminal.

 
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