A lo largo del Segundo Coloquio Silvestre Revueltas, se
perfiló una especie de oposición en torno a lo que podría
suponerse el carácter dual, tanto de la obra como de la
personalidad y, correlativamente, la crítica en tomo a
Silvestre Revueltas. La primera oposición que se ha ventilado
es la del Revueltas vanguardista y el Revueltas nacionalista;
la segunda personalidad regocijada, burlesca, irónica y un
tanto rabelesiana de Revueltas, y el lado solitario,
doloroso, comprometido, beligerante, amoroso de Revueltas; el
bohemio frente al creador preocupado por el cumplimiento de
una intención estética inaplazable, y en la crítica el deseo
de acercarse a la obra de Revueltas con los métodos más
objetivos, descriptivos y puntuales con que la nueva crítica
musical (tal vez no tan nueva) dota a los investigadores,
rechazando en muchos casos los viejos análisis que se dan,
tanto en literatura como en pintura o en música, en torno a
la vinculación entre vida y obra. No olvidemos que como dice
Jean Paul Sartre, en un ensayo sobre Faulkner, "la técnica de
una novela siempre nos remite a la metafísica del novelista",
si pensamos esto con relación a la música, y en este caso a
todas las búsquedas y propuestas estéticas de Revueltas, esto
nos podría llevar a un acercamiento más comprehensivo de su
obra; y por otro lado la necesidad de vincular la obra a la
problemática existencial que usualmente llamamos "la vida"
del autor.
Yo creo que estas oposiciones no son tan absolutas y
definitorias como aparentemente parecieran, sino que como en
todo hombre y no digamos todo creador, son muchas y muy
variadas las aristas del perfil y la obra de un creador, y
más bien podríamos aprender la obra de un actor en forma,
como diría Bajtin, polifónica, en donde las cosas, los
hombres, sus emociones y sus pasiones nos dejan oír múltiples
voces que se articulan en un todo rico, poliédrico y
polifónico, que por ello mismo es capaz de expresar con mayor
rigor la "casi inaprehensible diversidad" que caracteriza al
ser humano.
