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México concretamente; tal vez por ello grupos como LIP (Lucha
Intelectual Proletaria) y la LEAR tienen mucho cuidado en
preciar sus posiciones ideológicas, aunque esto los lleva a
una actitud frecuentemente sectaria y dogmática.

Frente a Frente fue el órgano de difusión, análisis y
aglutinamiento de los intelectuales explícitamente ligados al
Partido Comunista o con una decidida actitud antifascista y
antiimperialista. Por estar ligados ambos grupos al Partido
Comunista y a la III Internacional, la revista es expresión
de una compleja red de lealtades y compromisos ideológicos,
que para fines del siglo XX nos pueden resultar ingenuos,
pero, en su momento, representaban una verdadera toma de
posición indeclinable y comprometida con las causas populares.

Por otro lado, es importante señalar cómo la LEAR con su
órgano de difusión Frente a Frente nacen muy ligados a los
grupos comunistas norteamericanos, en primera instancia; al
John Reed Clouse, así como a la Casa de la Cultura Francesa y
a los grupos similares del Partido Comunista en Francia. Este
hecho se puede constatar por la preocupación que tiene Luis



 

Arenal de informar a Joseph Freeman, secretario del John Reed
Clouse de Nueva York, como acuciosamente lo señala Francisco
Reyes de Palma, que hace el prólogo a la edición facsimilar
de Frente a Frente [1] y que muestra dos cartas prefechadas:
una del 13 de enero de 1934 y la otra del 22 de enero de
1935, en las que José Baños, secretario del Comité Pro
Aniversario del Asesinato de Julio Antonio Mella, solicita
que le envíen un delegado para la creación de la Liga. Lo que
sí sabemos con toda certeza es que en abril de 1934 la LEAR
ya tiene un contingente de treinta integrantes que están
agrupados por secciones: pintores, músicos, teatristas,
educadores y más tarde científicos, arquitectos y cineastas.
El primer número de Frente a Frente, de noviembre de este
mismo año resulta paradigmático para el Frente Proletario.
Leopoldo Méndez hace la portada retomando la tradición de las
calaveras posadinas: en primer término dibuja,
desinhibidamente, dos calaveras que representan a Diego
Rivera como un rollizo esqueleto trotskista y a Carlos Riva
Palacio, atildado y horrible bigotón; en segundo lugar, en el
podio a Carlos Chávez con un bigotillo hitleriano,
agradeciendo el aplauso del público a su Sinfonía Proletaria;

 
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