La urgencia de apoyar más decididamente a la República
española se discute en el Congreso de Guadalajara de 1937; en
ese congreso va a surgir la gran amistad entre Revueltas y
Marinello, Nicolás Guillén, José Chávez Morado, Octavio Paz,
María Luisa Vera, Elena Garro y José Mancisidor. Ellos son
los que forman parte de la delegación mexicana que iría a
España; los recuerdos de aquellas reuniones en Guadalajara
han quedado plasmados en el libro de Juan Marinello,
Semblanza de Silvestre Revueltas, como uno de los
momentos
más lúcidos y plenos que vivieron ambos compartiendo su fe en
la República y su rechazo al fascismo. La amistad con
Mancisidor fue profunda y sin fracturas. Revueltas mismo
recuerda cómo fue él quien le prestó la máquina para escribir
lo que se conoce con el nombre de
Diario de España. En
la
casa de los Kostakowski solían hacerse reuniones a las que
asistían todos ellos y donde surgieron varias obras
importantes del músico; en una de esas ocasiones Nicolás
Guillén leyó su texto de
Sensemayá. Cuenta el mismo
Nicolás
Guillén cómo Revueltas no perdía una palabra y estaba atento
a su lectura. Poco tiempo después haría Revueltas su
Sensemayá.