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el piano, con música de de Goldmark, Kreisler, Cyril Scott y Wieniawski. [24] Su propia música comienza a mostrar un nuevo sello estilístico. En textos autobiográficos posteriores, Revueltas escribe que su interés por el impresionismo se había mantenido hasta 1924, cuando resolvió "no componer jamás, sin crear mi propio lenguaje". [25] Tres obras de este período dan cuerpo a este cambio de expresión. Estas tres breves piezas, El afilador, Tierra pa' las macetas, y Tragedia en forma de rábano (no es plagio) esquivan toda alusión a un sentimentalismo impresionista. Dos de ellas se nutren de escenas de la cotidianeidad urbana de México, el vendedor de tierra para macetas y la figura del afilador en su bicicleta. En las secciones recurrentes del respectivo plan formal de cada una de estas piezas aparecen ostinatos.
El afilador, para violín y piano, fue compuesto en Guadalajara en 1924. Retrata un solitario afilador ofreciendo sus servicios en la calle, mediante una vívida representación del pedaleo, herramienta de afilado (ejemplo 3), y las melodías de flauta de pan anunciando su llegada y su partida
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(ejemplo 4). Unos cuantos años después Revueltas orquestó esta miniatura programática para septeto de alientos. [26] Tierra pa' las macetas, también para violín y piano, es menos gráfica. Su motivo inicial acoge ritmo e inflexión del pregón callejero homónimo (ejemplo 5). Presumiblemente Revueltas interpretó estas piezas en sus conciertos en México en 1924, en cuyo público sin duda habrían encontrado eco. La pieza para piano solo, Tragedia en forma de rábano, ofrece evidencia clara de que Revueltas estaba familiarizado con la música de Eric Satie (Trois morceaux en forme de poire), no sólo por su título sardónico, sino también por el empleo de osados clusters sonoros, la tonalidad evasiva y la renuencia a emplear armonías triádicas, y sobre todo la ausencia de barras de compás. El lento avance de la sección inicial (ejemplo 6) es seguido por un pasaje lírico utilizado
también para concluir esta seductora miniatura (ejemplo 7). Durante su estancia en México en 1924, la carrera de Revueltas dio un paso adelante. Fue invitado por el connotado teórico microtonalista Julián Carrillo (quien también era violinista) a servir en el jurado de tres concursos de interpretación que se efectuaron en marzo de dicho año. [27]
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