De esta breve reseña podemos inferir noticias de gran valor.
La
primera, que en Madrid se ejecutó la segunda versión de
El
renacuajo paseador; la segunda, la confirmación ya mencionada
de que la
primera versión de la obra fue lo grabado en el
disco que Chávez
le había enviado a Copland, una grabación
que Revueltas califica,
con sus ironías habituales, de
"magnífica": ¡cómo iba a serlo una
grabación con técnicas muy
rudimentarias y con músicos que apenas
estaban descubriendo
la sonoridad, entonces todavía rara y compleja, de
la música
revueltiana! Me parece muy significativo que el
compositor
prefiriera haber ejecutado en España su versión de 1936 a
la
anterior, sobre todo cuando pienso en que he escuchado a
varios
colegas considerar más lograda en términos musicales a
esta primera
versión.
Un hecho más puede añadirse a estas inferencias:
El
renacuajo paseador era una composición que le gustaba a
su
autor. Siguió tratando de hacerla sonar en las salas de
concierto.
Entre los papeles que se conservan de Revueltas,
existen los
manuscritos de unos presupuestos de 1938, para la
realización de lo que
él proponía como dos conciertos: un