creo como siempre te lo he dicho, mas
noble de corazón y más
amante de su familia y creo que será más
fácil asimilarnos su
cariño. El de Silvestre creo que muy pronto nos
lo robarán,
esto es, si ya no nos lo han robado, pues como todo
hombre
vanidoso tiene el defecto de dejarse llevar más fácilmente
de
los que lo adulan, que de los que lo censuran [...]
Hasta
aquí la carta de mi padre, cuyos juicios sobre el
carácter de
Silvestre parecen tan severos a primera vista.
Pero mi padre, en
realidad, no se equivocaba. Lo que ocurre
es que, en la infancia, los
rasgos de la futura personalidad
aparecen siempre bajo
denominaciones diferentes a las que
tendrán esos mismos rasgos cuando la
personalidad ya esté
definida y establecida de un modo completo. No es
difícil
traducir estas denominaciones con que aparece el carácter
de
Silvestre a los once años, al lenguaje con que se manifiestan
en
el Silvestre de la edad adulta.
Hay en el Silvestre de
nuestros días esta "apariencia de
mansedumbre" y esta tendencia a ser
"voluntarioso y