pudieran tener en un principio. Pareciera que la autora
procuró curarse en salud y que nadie le pudiera decir no,
esto no lo pudo haber dicho Revueltas, pero al estar
constreñida a un referente obligado, el texto resulta
acartonado.
El otro texto es el que se llama
Itinerarios, escrito por
Juan Tovar y Rafael Castanedo, que es un argumento
cinematográfico, pero que tiene un carácter teatral evidente.
La obra trata de ubicar al artista "en su plena dimensión
humana y cotidiana y a la vez asomarse a su mundo interno con
el propósito de atisbar los procesos de su imaginación
creadora". Para ello, sitúa la trama básica y su espacio
teatral fundamentalmente en el Sanatorio del doctor Faltón. A
partir de ahí, se mueve en dos planos: uno es el de la
cotidianidad que corresponde a la convalecencia y que
constituye la acción principal y el otro es una segunda línea
estructural situada en un no-espacio hecho de recuerdos, de
fantasías, de aleaciones de recuerdo y fantasía que
funcionan, como se ha denominado, a manera de interludios. En